Meditación 4: Llaga del pie izquierdo


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En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

. Escucha, Israel:

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche, y no me haces caso (...) Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mí las fauces leones que descuartizan y rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas; mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
 Líbrame a mí de la espada, y a mi única vida de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del búfalo. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. «Los que teméis al Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel; porque no ha sentido desprecio ni repugnancia hacia el pobre desgraciado; no le ha escondido su rostro: cuando pidió auxilio, lo escuchó» (Sal 22, 1-3; 13-25).

. Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje

“Queridos hijos, también hoy os invito a la oración. Hijos míos, la oración hace milagros. Cuando estéis cansados y enfermos y no sepáis cuál es el sentido de vuestras vidas, tomad el rosario y orad; orad hasta que la oración se convierta para vosotros en un gozoso encuentro con vuestro Salvador. Estoy con vosotros e intercedo y oro por vosotros, hijos míos. Gracias por haber respondido a mi llamada” (25 de abril de 2001).

. Meditación

Jesús pisa tierra firme a través de la oración. El sufrimiento extremo le hace experimentar una sensación de completa soledad y abandono divino. Parece que nadie le escucha. Sin embargo, Él no se aíra contra el Creador, sino que se refugia aún más en Él. Relacionarse con Su Padre es lo que le mantiene seguro, en paz, y lo que le da fuerzas para soportar las torturas más crueles.

¿Cuántas veces siento que Dios no me escucha y que se ha desentendido de mí? Mi reacción suele ser el desespero, el enfado, los reproches, una mayor agonía... Busco refugio allá donde no debo buscarlo, y eso me hace flaquear más. Veo que otros también lo buscan en lugares equivocados: desde cosas tan simples como consuelos humanos o pequeños divertimentos, hasta vicios tan destructivos como el juego, el alcohol, las drogas, las redes sociales, etc. Pero ahora me fijo en Jesús y veo que no queda defraudado. Logro comprender que―aunque a veces siento que cargo solo con mis problemas―Dios no me abandona. Solo debo aferrarme más a Él; orar con confianza y sin desfallecer―así como hizo Jesús ―hasta encontrar reposo. 

La oración es un arma poderosa que todos tenemos al alcance, especialmente el Rosario.
El 26 de diciembre de 1957, el Padre Agustín Fuentes entrevistó a Sor Lucía Dos Santos―vidente de las apariciones de Fátima―. Durante esa entrevista, dijo Sor Lucía:

“ (…) La Santísima Virgen nos dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo: el Santo Rosario y el Inmaculado Corazón de María (…) Mire, padre, la Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario, de tal manera que ahora no hay problema por más difícil que sea: sea temporal y, sobre todo, espiritual; sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a la vida de nuestras familias del mundo o comunidades religiosas, o a la vida de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario (…) Con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. Por eso, el demonio hará todo lo posible para distraernos de esta devoción; nos pondrá multitud de pretextos: cansancio, ocupaciones, etc., para que no recemos el Santo Rosario”.

Madre, purifícame con la Sangre de tu Hijo y escóndeme en la llaga de Su pie izquierdo para que la oración sea base firme en mi vida. Así como los pies sostienen mi cuerpo, que la oración sostenga a mi alma. Obtén para mí la gracia de rezar diariamente el Santo Rosario, así como os agrada. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén. 

. Oración

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame,
y mándame ir a Ti,
para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría, Gloria)

https://youtu.be/NL-s8jhbPJo


La Oveja Guerrera
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