Segunda parte: Cenáculo de Pentecostés
+
«Queridos hijos, estoy aquí entre vosotros como una Madre que desea
ayudaros a conocer la verdad. Mientras vivía en la Tierra vuestra vida, yo
tenía el conocimiento de la verdad y, con eso, un pedacito del Paraíso en la
Tierra. Por eso a vosotros, mis hijos, os deseo lo mismo. El Padre Celestial
desea corazones puros, colmados del conocimiento de la verdad. Él desea que
améis a todos aquellos que encontráis, porque yo también amo a mi Hijo en todos
vosotros. Este es el inicio del conocimiento de la verdad. A vosotros os
ofrecen muchas verdades falsas. Las podréis superar con un corazón purificado
por medio del ayuno, la oración, la penitencia y el Evangelio. Esa es la única
verdad y es la verdad que mi Hijo os ha dejado. No debéis analizarla mucho. Se
pide de vosotros, como yo también lo hacía, que améis y deis. Hijos míos, si
amáis, vuestro corazón será una morada para mi Hijo y para mí, y las palabras
de mi Hijo, serán guía para vuestra vida. Hijos míos, me serviré de vosotros,
apóstoles del amor, para ayudar a mis hijos a conocer la verdad. Hijos míos, yo
siempre he orado por la Iglesia de mi Hijo, por eso, a vosotross os pido que
hagáis lo mismo. Orad para que vuestros pastores resplandezcan con el amor de
mi Hijo. ¡Os doy las gracias!».
(Mensaje de María «Reina de la Paz», Medjugorje, 2 de enero de 2015)