Meditación 18: La flagelación de Jesús



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En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

. Escucha, Israel:

«Pues eso es realmente una gracia: que, por consideración a Dios, se soporte el dolor de sufrir injustamente. Porque ¿qué mérito tiene que aguantéis cuando os pegan por portaros mal? En cambio, que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados» (1 pe 2, 19-24).

. Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje

“¡Queridos hijos: en este tiempo especial en que procuráis estar lo más cerca posible de mi Hijo, de Su sufrimiento, pero también de Su amor con que lo sobrellevó, deseo deciros que estoy con vosotros. Os ayudaré a vencer los errores y las tentaciones con mi gracia. Os enseñaré lo que es el amor, el amor que borra todos los pecados y os hace perfectos; el amor que os da la paz de Mi Hijo ahora y siempre. Que la paz esté con vosotros y en vosotros, porque yo soy la Reina de la Paz. Gracias!” (2 de Marzo de 2010).

. Meditación

Ahí están los soldados romanos, alentados entre aclamaciones, descargando toda su injusta ira sobre el inocente Jesús. Toda Su carne está llagada y el suelo ensangrentado. Unos lo han entregado por avaricia, otros por envidia, otros por cobardía... Pero Él―lejos de rebelarse―por amor al Padre y a mí soporta con paciencia y mansedumbre cada golpe y cada humillación. Ni una mirada amenazadora o de menosprecio por Su parte, ni una maldición, ni siquiera clama a la justicia humana, sino que pone Su entera confianza en Dios Padre y se sumerge en Él. Sin embargo, solo implora fuerzas para continuar y bendiciones para Sus verdugos. No busca venganza; en Su Corazón no hay cabida para el odio ni el rencor.

En mi vida también hay ocasiones en que sufro o he sufrido injustamente. ¿Actúo yo como Jesús o―por el contrario―me dejo llevar por la indignación? San Pedro me dice que soportar el dolor por hacer el bien es una gracia de Dios. Sin embargo, no puedo quedarme de brazos cruzados, esperando a que Su gracia baje sobre mí. Como diría San Ignacio de Loyola: “Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo muy bien que en realidad todo depende de Dios”. Es decir, tengo que poner todo de mi parte y luego dejarlo en manos de Dios. Una buena forma de comenzar este camino de transformación en Jesús es frecuentar la Eucaristía, la oración, la lectura bíblica y la meditación.

Analizando ejemplos del prójimo―y por experiencia propia―, me doy cuenta de que uno se convierte en lo que mira; en aquello en lo que pone su atención y sus fuerzas. Los seres humanos tenemos una increíble capacidad de adaptación y normalizamos lo que vemos y experimentamos a diario. Por eso, para no verme arrastrado por lo que ocurre a mi alrededor, es preciso que me esconda en Sus llagas.

María, nuestra Madre, me hace un regalo. Cuenta la piedad popular que fue la Virgen María quien inició la práctica del Vía Crucis durante su vida en la Tierra, recorriendo a menudo el camino del Calvario y recordando la actitud de su Hijo. Una devoción que transmitió a sus allegados y que ha pasado de generación en generación, incorporándose así a los tesoros que custodia la Tradición de la Iglesia.
La beata Ana Catalina Emmerick tuvo multitud de visiones sobre la vida de Jesús que se recogen en varios tomos. Respecto a este tema, nos dice:

La Santísima Virgen dirigía las paradas y trayectos de este Viacrucis, mientras a la vez lo veía y sentía interiormente. Grabó vivamente en su alma todos los lugares, decía a sus acompañantes cuáles eran los lugares sagrados e incluso contó los pasos”.

Por otro lado, el hermano Estanislao y Santa Faustina Kowalska recibieron unas promesas de Jesús para aquellos que meditaran Su Pasión. A Santa Faustina, entre otras cosas, le dijo:

Una hora de meditación de Mi dolorosa Pasión tiene mayor mérito que un año entero de flagelaciones a sangre; la meditación de Mis dolorosas llagas es de gran provecho para ti y a Mí me da una gran alegría” (Diario, 369).

Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias” (Diario, 737).

Hija Mía, medita frecuentemente sobre Mis sufrimientos que padecí por ti y nada de lo que tú sufres por Mí te parecerá grande. Me agrada más cuando contemplas Mi dolorosa Pasión; une tus pequeños sufrimientos a Mi dolorosa Pasión para que adquieran un valor infinito ante Mi Majestad” (Diario, 1512).

Madre, tú que iniciaste la devoción del Via Crucis, imprime en mi corazón el deseo de ser como Jesús y acompáñame en el camino del Calvario; obtén para mí la gracia de soportar todo sufrimiento inmerecido. Te lo pido por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

. Oración

Rezar un misterio del rosario (un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).


La Oveja Guerrera
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