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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Archivo completo para consagrarse a María

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Meditación 40: Acción de gracias

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Así pues, como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Col 3, 12-17)

Meditación 39: Acción de gracias

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                             Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura; él sacia de bienes tus días, y como un águila se renueva tu juventud. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No está siempre acusando   ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que lo temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que lo temen; porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. Los días del h

Meditación 38: Acción de gracias

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                              (Álef) Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; (Bet) mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. (Guímel) Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. (Dálet) Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. (He) Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. (Zain) El afligido invocó al Señor, él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. (Jet) El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege. (Tet) Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. (Yod) Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que lo temen; (Kaf) los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada.   (Lámed) Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. (Mem) ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? (Nun) Guarda tu lengua del mal, tus labios de la f

Meditación 37: Acción de gracias

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  Señor, el rey se alegra por tu fuerza, ¡y cuánto goza con tu victoria! Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios. Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, y has puesto en su cabeza una corona de oro fino. (Pausa) Te pidió vida, y se la has concedido, años que se prolongan sin término. Tu victoria ha engrandecido su fama, lo has vestido de honor y majestad. Le concedes bendiciones incesantes, lo colmas de gozo en tu presencia. Porque el rey confía en el Señor, y con la gracia del Altísimo no fracasará. Que tu izquierda alcance a tus enemigos, y tu derecha a los que te odian. Los convertirás en un horno encendido, el día de tu cólera, Señor; los devorará en su ira, el fuego los consumirá. Borrarás de la tierra su fruto, y su semilla de entre los humanos. Aunque tramen maldades contra ti y urdan intrigas, nada conseguirán, pues los pondrás en fuga, tensando el arco contra ellos. Levántate, Señor, con tu fuerza, y al son de instrumentos cantaremo

Meditación 36: Acción de gracias

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Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras». Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: «Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» (Salmo 95).

Meditación 35: Acción de gracias

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Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra: el monte Sión, confín del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos; Allí los agarró un temblor y dolores como de parto; como un viento del desierto, que destroza las naves de Tarsis. Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor del universo, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre. (Pausa) Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu nombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de justicia: el monte Sión se alegra, las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias. Dad la vuelta en torno a Sión, contando sus torreones; fijaos en sus baluartes, observad sus palacios, para poder decirle a la próxima generación: «Porque

Cuarta parte: Acción de gracias

  «Queridos hijos, el Señor os ha dado grandes gracias durante estos días. Querría que esta semana fuese la semana de acción de gracias por todas las gracias que el Señor os ha concedido. Gracias por haber respondido a mi llamada».                                                  (Mensaje de María «Reina de la Paz», Medjugorje, 3 de enero de 1985)