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Mostrando entradas de abril, 2020

Meditación 12: El Bautismo de Jesús en el Jordán

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él» (2 Cor 5, 18-21). . Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje “Queridos hijos: a causa de vuestra unión con mi Hijo os invito a dar un paso difícil y doloroso: Os invito al reconocimiento completo y confesión de los pecados, a la purificación. Un corazón impuro no puede permanecer en mi Hijo y con mi Hijo. Un cora

Meditación 11: Niño perdido y hallado en el Templo

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «Pues sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción, daros un porvenir y una esperanza. Me invocaréis e iréis a suplicarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón. Me dejaré encontrar, y cambiaré vuestra suerte» (Jer 29, 11-13). . Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje   “Queridos hijos, mientras con preocupación maternal miro vuestros corazones, veo en ellos dolor y sufrimiento. Veo un pasado herido y una búsqueda continua. Veo a mis hijos que desean ser felices, pero no saben cómo. ¡Abríos al Padre! Ese es el camino a la felicidad, el camino por el que deseo guiaros. Dios Padre jamás deja solos a sus hijos, menos aún en el dolor y en la desesperación. Cuando lo comprendáis y lo aceptéis seréis felices. Vuestra búsqueda terminará. Amaréis y no tendréis temor. Vuestra vida será esperanza y verda

Meditación 10: La Presentación del Niño Jesús en el Templo

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «He escuchado tu oración y he elegido este lugar como templo para los sacrificios. Cuando cierre el cielo y no llueva, cuando mande a la langosta que devore la tierra, cuando envíe la peste contra mi pueblo, si mi pueblo, sobre el que es invocado mi Nombre, se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Mantendré mis ojos abiertos y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar. He elegido y santificado este templo para que mi Nombre esté en él eternamente. Mis ojos y mi corazón estarán en él todos los días »  (2 Cro, 12-16). . Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje “Queridos hijos, Dios desea haceros santos, y por eso os invita a través de mí al abandono total. ¡Que la Santa Misa sea para vosotros la vida! Daos cuenta de que la Iglesia es la Casa de Dios, el lugar donde os reúno

Meditación 9: El Nacimiento del Niño Jesús

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1, 1-5; 14) . Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje “¡Queridos hijos! Escuchad, porque deseo hablaros e invitaros a tener más fe y confianza en Dios que os ama inconmensurablemente. Hijos míos, vosotros no sabéis vivir en gracia de Dios, por eso os llamo a todos de nuevo a llevar la Palabra de Dios en vuestros corazones y pensamientos. Hijos míos, poned la Sagrada Escritura en un lugar vi

Meditación 8: La Visitación de la Virgen a Santa Isabel

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5, 14-16). . Mensaje de María «Reina de la Paz» en Medjugorje “Queridos hijos, vosotros― a quienes mi Hijo ama―; vosotros― a los que yo amo inmensamente con amor maternal― no permitáis que el egoísmo y el amor propio reinen en el mundo; no permitáis que el amor y la bondad estén ocultos. Vosotros, que sois amados y que habéis conocido el amor de mi Hijo, recordad que ser amados significa amar. Hijos míos, tened fe. Cuando tenéis fe, sois felices y difundís la paz; vuestra alma exulta de alegría. En esa alma está mi Hijo. Cu

Meditación 7: La Anunciación

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va

Segunda parte: Cenáculo de Pentecostés

 + « Queridos hijos, estoy aquí entre vosotros como una Madre que desea ayudaros a conocer la verdad. Mientras vivía en la Tierra vuestra vida, yo tenía el conocimiento de la verdad y, con eso, un pedacito del Paraíso en la Tierra. Por eso a vosotros, mis hijos, os deseo lo mismo. El Padre Celestial desea corazones puros, colmados del conocimiento de la verdad. Él desea que améis a todos aquellos que encontráis, porque yo también amo a mi Hijo en todos vosotros. Este es el inicio del conocimiento de la verdad. A vosotros os ofrecen muchas verdades falsas. Las podréis superar con un corazón purificado por medio del ayuno, la oración, la penitencia y el Evangelio. Esa es la única verdad y es la verdad que mi Hijo os ha dejado. No debéis analizarla mucho. Se pide de vosotros, como yo también lo hacía, que améis y deis. Hijos míos, si amáis, vuestro corazón será una morada para mi Hijo y para mí, y las palabras de mi Hijo, serán guía para vuestra vida. Hijos míos, me serviré de vosotros, a

Meditación 6: Llaga del hombro

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+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. . Escucha, Israel: «En consecuencia: teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado (...) Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.  Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos»